Vuestro cuerpo, a pesar de considerarse una estructura muy fuerte, puede sufrir algunos daños y afecciones. Una de sus partes más significativas es el tendón de Aquiles, puesto que se trata del tendón más robusto y su finalidad es aguantar todo vuestro pedo corporal.
Para que os entendáis un poco mejor, este conjunto de tejidos presentes entre los músculos de la pierna y vuestros huesos es el responsable de darnos propulsión al momento de caminar, correr o saltar. ¡Vaya que es importante! Sin embargo, la mala práctica deportiva, algunos golpes, el sobrepeso, accidentes o incluso el uso de calzado inadecuado puede afectarlo negativamente.
En este pequeño artículo, comentaremos un poco sobre sus lesiones más comunes.
En estos casos, se produce una inflamación del que es también conocido como «tendón calcáneo». Está altamente asociada con las prácticas deportivas en las que se demanda mucho esfuerzo físico por carreras, maratones o saltos. Su síntoma principal es el dolor, y este varía de acuerdo a la magnitud de la lesión. Puede ser casi imperceptible o tornarse molesto en casos muy agudos. Si pretendéis curarlo, os aconsejamos la inmovilización de la zona afectada por un determinado período de tiempo, aunque esto puede causar rigidez y aumento de la sensibilidad.
Esta afección también está ligada a las exigencias de la actividad física. El término hace referencia a un proceso degenerativo, es decir, el tendón pierde su fuerza y vitalidad. Usualmente, esta patología inicia con una tendinosis que poco a poco fue volviéndose más crónica. Los síntomas son dolor agudo, como en el primer caso, pero de forma localizada. También pueden aparecer nódulos y adherencias.
Es, igualmente, muy frecuente aunque no afecta al tendón de Aquiles como tal. La bursitis sucede cuando los tejidos o bursas (bolsas llenas de líquido), que están situadas entre el tendón y el hueso para facilitar su movilidad, se inflaman generando una hinchazón que se extiende hasta la zona que se encuentra detrás del talón. Su tratamiento implica la aplicación de esteroides, anestésicos o través de terapia de frío-calor.
Esta es la lesión más grave y es completamente invalidante. Se produce, generalmente, por un desgarro en la pierna que da como resultado el rompimiento parcial o completo del tendón. Si os padecéis, no os podréis lograr apoyarte efectivamente en el pie afectado, el dolor es mucho más agudo y punzante, e incluso se puede percibir el sonido del desgarro. Es habitual tratar esta lesión con una intervención quirúrgica.
Siempre es recomendable que toméis las precauciones necesarias para evitar accidentes que puedan afectar vuestro tendón de Aquiles. Pero, vale, sabéis que no en todos los casos es posible. Por lo tanto, para que os recuperéis de este tipo de lesiones (si os llegase a ocurrir) es indispensable el uso de productos ortopédicos como férulas u órtesis, además del riguroso descanso y la inmovilización.