Una silla de ruedas le permite a un usuario una movilidad cómoda y autónoma. Por otro lado, el uso de una silla de ruedas puede provocar lesiones en los hombros; la manera de evitar esas lesiones es asegurándose de que la silla de ruedas este bien optimizada.
Cabe recalcar que la silla de ruedas debe estar acondicionada para el usuario mas no el usuario acondicionarse a la silla. Si la silla de ruedas no está hecha para el usuario podría sufrir lesiones y su energía se vería desgastada de forma innecesaria. Para que entiendas mejor, si no está hecha a la medida podría darte una discapacidad extra.
La altura a la que se sienta el usuario juega un papel muy importante. Si la persona está muy arriba sobre el nivel de las ruedas traseras, la longitud de empuje se verá reducida por lo que tendría que empujar con más frecuencia ocasionando desgaste. Por otro lado, si se sienta demasiado bajo sobre el nivel de la rueda trasera habrá una abducción o “separación” excesiva del hombro, haciendo que sea muy incómodo el empuje y al mismo tiempo ocasionando una lesión en el hombro.
La altura adecuada debería permitirte una flexión del brazo entre los 100 ° – 120 °.
Para sentarse a la altura adecuada, la punta del dedo corazón o el dedo de en medio de tu mano debería poder tocar el eje de la rueda trasera.
Si el eje de las ruedas traseras no está alineado con el asiento podría traer consecuencias, al estar la silla delante del eje de las ruedas traseras el usuario se esforzará más para hacer el impulso desde atrás hacia adelante; afectando el hombro y las muñecas por el movimiento exagerado que tendría que hacer el usuario. Esto obviamente también afectaría si el asiento esta por detrás del eje de las ruedas traseras.
Para máxima eficiencia de la silla de ruedas el centro de gravedad debe estar en su punto, para lograr esto debes sentarte y vigilar que tus caderas queden sobre el eje de las ruedas traseras. Poner el asiento de esta manera hará que el usuario se mueva con mayor facilidad y que tenga un mayor rango de impulso.
Al ubicar el eje de las ruedas justo debajo de las caderas, el usuario también se le hará mas fácil inclinarse hacia atrás para superar obstáculos. Inclinarse hacia atrás toma práctica, el usuario debe ir dominando la técnica con el tiempo.
La máxima propulsión se obtiene con las ruedas traseras en forma paralela al asiento, esto hará que los brazos estén a una distancia adecuada para que el usuario pueda impulsarse con facilidad.
Si las ruedas traseras apuntan hacia afuera en la parte inferior y en la parte de arriba están más cerradas, la silla será más estable. Pero por otro lado será más difícil la propulsión y habrá un mayor esfuerzo de los hombros.
Otro ángulo serían las ruedas traseras apuntando hacia adentro en la parte inferior y arriba más separadas; los brazos quedarían muy alejados del cuerpo siendo esta la configuración más incómoda para aplicar fuerza. Además, la silla será más inestable.
Si el usuario mantiene una postura desplomada en la silla la altura del hombro bajara reduciendo el ángulo del brazo, y haciendo más difícil la movilidad. La postura debería ser recta y así también se evitan dolores de espalda.
El tamaño de las ruedas traseras juega un papel sumamente importante en el movimiento. Si las ruedas son pequeñas el usuario no tendrá que esforzarse tanto, pero hará un menor recorrido.
Por otro lado, si las ruedas son más grandes va a ser todo lo contrario. La propulsión será más difícil ya que tu brazo no tendrá un ángulo entre los 100 y 120°, más bien será un ángulo muy cerrado lo que dañaría tu hombro y muñeca.
Una silla de ruedas que no esté hecha a media del usuario traerá una gran cantidad de problemas y podría llegar a ser inútil. Si tu silla de ruedas permite ajustar el eje de las ruedas y la silla, acomódalas como se te ha indicado y veras que es mucho más fácil propulsarte sin desgastarte, y evitaras lesiones.