El deporte es un aspecto importante en la vida de cualquier persona, aunque esta lo practique en menor o mayor medida, ya que sus beneficios son innumerables. Es de especial importancia durante la infancia, ya que en esta es cuando se aprende a verlo como una obligación o como un momento de entretenimiento y disfrute.
Los niños con limitaciones motrices requieren uso de silla de ruedas u otros dispositivos que le ayuden a obtener una mayor movilidad para desplazarse y realizar actividades deportivas. Convirtiendo a estas en todo un desafío, pues el niño tenderá a cansarse con mayor facilidad y el uso o asistencia de apoyos pueden truncar la meta deportiva.
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Por suerte, cada vez son más los servicios que ponen a disposición del niño con discapacidad física materiales y profesionales capaces de ayudarles a enfrentar dicho reto. Estos profesionales – maestros, coaches, guías – además de realizar una noble labor con la integración e inclusión, con su trabajo mantienen activos a los niños, disminuyendo sus probabilidades de desarrollar sobrepeso y las consecuencias del sedentarismo.
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Con la correcta ayuda, los niños con discapacidades físicas pueden optar por un gran número de deportes como: baloncesto, baile o natación, por ejemplo. Deportes que no solo son una actividad saludable sino que permiten al niño disfrutar de su tiempo con otros niños y pasárselo bien.
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Es normal caer ante la tentación de controlar el deporte que nuestros hijos vayan a practicar. Ya sea porque lo tenemos más cerca de casa o porque creemos que es el óptimo para las necesidades de nuestros pequeños.
Sea cuales sean estos motivos, la mejor forma de que ellos encuentren motivación es que sean los artífices de su propio destino. Esto es ofrecerles varias opciones previamente escogidas, a las que se le pueden aplicar requisitos que favorezcan también aspectos como cercanía y necesidad.
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Preparándolas, jugamos con mayor realismo en las propuestas pues si tu comunidad no cuenta con un grupo deportivo de ese deporte será difícil poder satisfacer la exigencia de tu hijo; con lo que el pequeño no se llevará una decepción si resulta que no se hayan instalaciones o grupos disponibles.
Se han de tener preparadas las opciones, aunque luego les dejemos escoger a ellos, pues al escoger el deporte sentirán que este es una decisión personal, siendo ellos los que llevan la voz cantante y construyendo su propio camino.
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Es esencial que como padre o tutor te muestres motivado con la idea, sin llegar a convertirla en una obligación.
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Conocer casos famosos con los que puedan empatizar será de gran ayuda y permitirá que se pongan metas y los empleen como referentes motivadores.
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Es uno de los pasos principales y esenciales, que tendrá mucho peso en cómo tu hijo enfocará la disciplina deportiva. Se le debe concienciar sobre la situación con comprensión y libertad para hablar del tema asentará los primeros pilares. Explicar que la silla de ruedas es una aliada, una herramienta que le ayuda a descubrir y aprovechar el mundo permitiéndole mayor movimiento.
Además, coméntale que encontrará niños con características similares, gustos parecidos y con los que podrá tener mayor empatía.
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Seguramente tengas comunicación con padres y tutores cuyos hijos e hijas estén en una situación similar a la tuya. Esto es un punto de soporte para ti ya que podéis comentar la situación y organizaros para crear un grupo de padres para el tema deportivo, incluso para el desplazamiento a los lugares.
Pero si este no es tu caso, lo mejor es localizar en tu comunidad algún grupo existente o recurrir a un especialista que pueda orientarte con tu caso, la disciplina a escoger con tu hijo y pasos a seguir.
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Verificar que su maestro tenga la preparación adecuada no solo es aconsejable en rasgos generales sino que te ayudará a descansar a ti también, dejándote más tranquilo. Procura informarte no solo de sus capacidades técnicas y profesionales sino de sus aptitudes en cuanto a trato con menores, manejo de grupos y experiencia.
Solicita su curriculum e investiga sobre el centro en sí, asegurándote de que este cumple con el programa deportivo, instalaciones convenientes, equipos adecuados etc. que harán que la actividad se desarrolle de manera segura, cómoda y enriquecedora para el pequeño.
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Ya realizados los puntos anteriores, llega el momento final: escoger el deporte. Lo importante es no impacientarse y mostrar apoyo y comprensión. Una vez se haya escogido la disciplina, se ha de tener paciencia pues lo más seguro es que al principio tu hijo o hija deba mirar un poco desde el banquillo para poder ver cómo se realiza el deporte y consolidar la elección del deporte.
Este tiempo se puede aprovechar para pasar más tiempo juntos, desarrollando estrategias deportivas, aprendiendo las reglas del juego e introduciéndole junto a una persona de confianza.
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